domingo, 20 de mayo de 2018

¿Qué es la Ilustración? - Immanuel Kant


(Königsberg, hoy Kaliningrado, actual Rusia, 1724 - id., 1804) Filósofo alemán. Hijo de un modesto guarnicionero, fue educado en el pietismo. En 1740 ingresó en la Universidad de Königsberg como estudiante de teología y fue alumno de Martin Knutzen, quien lo introdujo en la filosofía racionalista de Leibniz y Christian Wolff, y le imbuyó así mismo el interés por la ciencia natural, en particular, por la mecánica de Newton.

Su existencia transcurrió prácticamente por entero en su ciudad natal, de la que no llegó a alejarse más que un centenar de kilómetros cuando residió por unos meses en Arnsdorf como preceptor, actividad a la cual se dedicó para ganarse el sustento luego de la muerte de su padre, en 1746. Tras doctorarse en la Universidad de Königsberg a los treinta y un años, ejerció en ella la docencia y en 1770, después de fracasar dos veces en el intento de obtener una cátedra y de haber rechazado ofrecimientos de otras universidades, fue nombrado por último profesor ordinario de lógica y metafísica.

La vida que llevó ha pasado a la historia como paradigma de existencia metódica y rutinaria. Es conocida su costumbre de dar un paseo vespertino a diario, a la misma hora y con idéntico recorrido, hasta el punto de que llegó a convertirse en una especie de señal horaria para sus conciudadanos; se cuenta que la única excepción se produjo el día en que la lectura de Emilio o De la educación, de Jean-Jacques Rousseau, lo absorbió tanto como para hacerle olvidar su paseo, hecho que suscitó la alarma de sus conocidos.

La filosofía de Kant

En el pensamiento de Kant suele distinguirse un período inicial, denominado precrítico, caracterizado por su apego a la metafísica racionalista de Wolff y su interés por la física de Newton. En 1770, tras la obtención de la cátedra, se abrió un lapso de diez años de silencio durante los que acometió la tarea de construir su nueva filosofía crítica, después de que el contacto con el empirismo escéptico de David Hume le permitiera, según sus propias palabras, «despertar del sueño dogmático».

En 1781 se abrió el segundo período en la obra kantiana, al aparecer finalmente la Crítica de la razón pura, en la que trata de fundamentar el conocimiento humano y fijar asimismo sus límites; el giro copernicano que pretendía imprimir a la filosofía consistía en concebir el conocimiento como trascendental, es decir, estructurado a partir de una serie de principios a priori impuestos por el sujeto que permiten ordenar la experiencia procedente de los sentidos; resultado de la intervención del entendimiento humano son los fenómenos, mientras que la cosa en sí (el nóumeno) es por definición incognoscible.

Pregunta fundamental en su Crítica es la posibilidad de establecer juicios sintéticos (es decir, que añadan información, a diferencia de los analíticos) y a priori (con valor universal, no contingente), cuya posiblidad para las matemáticas y la física alcanzó a demostrar, pero no para la metafísica, pues ésta no aplica las estructuras trascendentales a la experiencia, de modo que sus conclusiones quedan sin fundamento; así, el filósofo puede demostrar a la vez la existencia y la no existencia de Dios, o de la libertad, con razones válidas por igual.

El sistema fue desarrollado por Kant en su Crítica de la razón práctica, donde establece la necesidad de un principio moral a priori, el llamado imperativo categórico, derivado de la razón humana en su vertiente práctica; en la moral, el hombre debe actuar como si fuese libre, aunque no sea posible demostrar teóricamente la existencia de esa libertad. El fundamento último de la moral procede de la tendencia humana hacia ella, y tiene su origen en el carácter a su vez nouménico del hombre.

Kant trató de unificar ambas "Críticas" con una tercera, la Crítica del juicio, que estudia el llamado goce estético y la finalidad en el campo de la naturaleza. Cuando en la posición de fin interviene el hombre, el juicio es estético; cuando el fin está en función de la naturaleza y su orden peculiar, el juicio es teleológico. En ambos casos cabe hablar de una desconocida raíz común, vinculada a la idea de libertad. A pesar de su carácter oscuro y hermético, los textos de Kant operaron una verdadera revolución en la filosofía posterior, cuyos efectos llegan hasta la actualidad.

fuente:  https://www.biografiasyvidas.com/biografia/k/kant.htm





viernes, 11 de mayo de 2018

Guía para las Escuelas Cristianas - Juan Bautista de La Salle

Juan Bautista de La Salle nació en 1651 en Reims, Francia, en una rica familia. Fue educado como tal; desde pequeño tuvo la idea de ser sacerdote. Al principio su padre se opuso; pero, finalmente, le dejó y a los quince años se hizo canónigo de la catedral de Reims, viviendo tranquila y cómodamente.
A los diecinueve años se traslada a París para comenzar los estudios que le preparasen para ser sacerdote. En París conoce a los niños pobres abandonados en la calle y, junto con otros compañeros, comienza a educar a un grupo de ellos.
Pero a partir de 1672, tras la muerte de sus padres, tiene que encargarse de sus hermanos por ser el mayor, a la vez que continua sus estudios. El mucho tiempo que tiene que dedicar a estas dos cosas no le permite continuar la atención a los niños abandonados. Finalmente, en 1678, se ordena sacerdote y celebra su primera misa en Reims.
Y sigue con la responsabilidad de atender a sus hermanos y cumplir sus deberes como canónigo de la Catedral. También en Reims se encuentra con familias pobres y niños abandonados sin escuela; pero a pesar de que les ayuda con la limosna, no se acerca a ellos. Sin embargo, una idea ha comenzado a dar vueltas a su cabeza: ¿Dios le llama simplemente para desarrollar su tarea como sacerdote o también para educar a los niños pobres y abandonados? La Salle piensa y reza mucho, intentando buscar su camino; pero no ve claro.
Estando visitando el convento de las Hermanas del Niño Jesús, aparece Adrián Nyel enviado por la señora Maillefer, pidiéndole ayuda para abrir una escuela destinada a los niños pobres y abandonados de Reims. En este encuentro con Nyel, Juan Bautista comienza a descubrir cuál es el camino que Dios le pide que siga. Ayudando a Nyel, La Salle tiene el primer contacto con la escuela.
Una vez que se hace cargo de la escuela, Juan Bautista busca maestros. Es muy difícil encontrarlos, porque nadie quiere enseñar a los niños pobres. Por fin halla algún mutilado de guerra y algunos jóvenes que estaban sin trabajo. Con la intención de estar más cerca de ellos y de enseñarles cómo tienen que dar clase, les lleva a vivir a su casa; pero toda su familia se pone en contra.
Ante esta situación, alquila una pequeña y sencilla casa y se va a vivir a ella con los maestros. Pasado algún tiempo, los maestros acusan a La Salle de que, a pesar de vivir con ellos, él sigue siendo rico y teniendo mucho dinero. Tras pensar y rezar mucho, La Salle se da cuenta de que los maestros tienen razón y toma una decisión muy valiente: repartir todo lo que tiene entre los pobres. De ese modo será uno como los demás. Y así es como comenzaron a educar a aquellos niños y jóvenes que mataban las horas en la calle.
Con todo, esta nueva aventura que ha comenzado La Salle va a durar poco. Los maestros se cansan de dar escuela y de vivir juntos aceptándose unos a otros, y le abandonan. A los treinta años Juan Bautista se queda totalmente solo, sin maestros, e incomprendido por su familia. Pero Dios no le abandona: empiezan a llegar jóvenes generosos y sinceros que quieren ser maestros. Con éstos comenzará La Salle a vivir y trabajar de un modo nuevo. En adelante vivirán juntos en serio y se comprometerán a ser seguidores de Jesús. Se llamarán Hermanos de las Escuelas Cristianas.
Y así, casi sin darse cuenta, La Salle va abriendo escuelas a lo largo y ancho de toda Francia, respondiendo a las llamadas de diferentes personas en distintos lugares. En unos sitios serán escuelas gratuitas para niños pobres; en otros, escuelas de oficios para que los jóvenes aprendan un trabajo y puedan encontrar empleo; en otros, escuelas de maestros para que, aquellos jóvenes que quieran serlo salgan bien preparados antes de dar clase; y hasta escuelas para delincuentes, ya que estando en la cárcel no hacían nada y, por lo menos, en la escuela aprendían algo.
Y también, casi sin darse cuenta, le fueron viniendo los problemas. Los maestros calígrafos, que enseñaban a escribir cobrando por ello, empiezan a quedarse sin alumnos porque los Hermanos no cobraban y enseñaban mejor. Comienzan a molestar a los Hermanos; entran en sus clases rompiendo y quemando mesas, bancos y todo lo demás y, finalmente, llevan a juicio a La Salle. A pesar de que Juan Bautista lo gana, los problemas no terminan: algunos de aquellos jóvenes generosos y sinceros, que se han hecho Hermanos y a los que La Salle quiere mucho, lo abandonan e incluso traicionan. Ante todo esto, Juan Bautista piensa que la culpa de todas las dificultades la tiene él y marcha a Parmenia para reflexionar y rezar.
Al cabo de un tiempo, los Hermanos le piden que vuelva para responsabilizarse de las escuelas. Juan Bautista obedece y vuelve, pero a medida que pasa el tiempo su salud empeora. Tras una recaída, La Salle muere un Viernes Santo, el día 7 de abril de 1719.
Juan Bautista de la Salle muere el 7 de abril de 1719 en Saint-Yon, Ruán.






jueves, 3 de mayo de 2018

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Didáctica Magna Capítulo VI - Comenio


(1592-1670)
Jan Amos Comenius (en checo, Komenský) nació el 28 de marzo de 1592 en Moravia, región de la actual República Checa. Considerado el fundador de la pedagogía moderna. Era el menor de cinco hijos y el único varón de una familia de granjeros acaudalada. Sus padres pertenecían a la Unión de Hermanos Moravos (también llamados Hermanos Bohemios, o Iglesia Morava). Después de completar sus estudios en Alemania, volvió a su país natal. Más tarde, a la edad de 24 años, fue ordenado sacerdote de la Unión de Hermanos Moravos. En 1618, Comenius fue colocado al frente de la pequeña parroquia de Fulnek, ciudad situada a unos 240 kilómetros al este de Praga. En aquel tiempo, la Contrarreforma católica, destinada a combatir el protestantismo, se hallaba en pleno apogeo en Europa. El conflicto religioso entre católicos y protestantes alcanzó su punto álgido con el estallido de la guerra de los Treinta Años (1618-1648).

Tras una década de lucha, la religión católica fue declarada la única confesión legítima en Moravia. A Comenius y a los miembros de las clases altas se les dio la oportunidad de elegir: convertirse al catolicismo o abandonar el país. Puesto que Comenius no estaba dispuesto a claudicar, trasladó a su familia a la pequeña ciudad de Leszno, importante centro de la Unión de Hermanos Moravos en Polonia. Aquello marcó el principio de un exilio que duraría cuarenta y dos años y que le privaría de regresar a su patria. Comenius se empleó como maestro de Latín en el Gimnasio de Leszno, una escuela para preuniversitarios. No obstante, al poco tiempo se sintió descontento con los métodos inadecuados de enseñanza, y con buena razón. El sistema escolar de la época se encontraba en un estado deplorable. Por ejemplo, solo a los varones se les consideraba dignos de recibir educación, aunque se excluía a los que nacían en la pobreza. La instrucción en las aulas consistía principalmente en llenar la cabeza de los estudiantes con sintaxis, palabras y frases del latín. ¿Por qué razón? Porque la Iglesia Católica controlaba la mayoría de las escuelas del medievo, y dado que la liturgia se celebraba en latín, era fundamental la enseñanza de esta lengua para asegurar una provisión constante de futuros sacerdotes. Además, no se daba atención alguna a fijar objetivos concretos en el aprendizaje, ni tampoco la educación que recibían los alumnos les ayudaba a pasar progresivamente de lo sencillo a lo complicado. La disciplina era severa, en ocasiones incluso cruel, y el ambiente moral, degradado. Comenius no fue el primero que defendió la necesidad de una reforma educativa.

En Inglaterra, Francis Bacon había condenado la insistencia en el latín y había aconsejado retomar el estudio de la naturaleza. En Alemania, Wolfgang Ratke y Johann Valentin Andreä, entre otros, también habían intentado hacer mejoras, aunque ninguno de ellos obtuvo el favor del Estado para sus proyectos. Comenius propuso un programa para hacer amena y no tediosa la educación, y lo llamó pampaedia o pansofía, que significa “educación universal” (se debe enseñar todo a todos).

Su finalidad fue establecer un sistema de enseñanza progresivo del que todo el mundo pudiera disfrutar. Decía que a los niños se les debía enseñar gradualmente, enlazando de manera natural los conceptos elementales con los conceptos más complejos. Asimismo, propugnó el uso de la lengua materna durante los primeros años de escolaridad en lugar del latín. Sin embargo, la educación no debía confinarse a la adolescencia, sino abarcar toda la vida del individuo. Comenius escribió que el estudio tenía que ser “completamente práctico, completamente grato, de tal manera que hiciera de la escuela una auténtica diversión, es decir, un agradable preludio de nuestra vida”. También opinaba que la escuela debía centrarse no solo en la formación de la mente, sino de la persona como un todo, lo que incluiría la instrucción moral y espiritual.

Fuente: http://pedagogia.mx/juan-amos-comenius/







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Pestalozzi, Johann